viernes, 11 de octubre de 2013

DOS ENTREVISTAS (Primera cita)







Primera cita.
Tengo por costumbre llegar cinco minutos antes a cualquier cita, los que me conocen ya saben que detesto la impuntualidad y que nunca espero más de diez minutos después de la hora pactada.
Llegar pronto tiene sus ventajas te hace tomar posición y familiarizarte con el lugar de la cita.
Ese día, no tuve que esperar, Mister M. se presentó a la hora y nos saludamos con efusión después de tanto tiempo alejados y sin apenas comunicación.
Sentados en la terraza del balneario yo me pedí un Chardonnays joven y él se pidió lo mismo, más por mimetismo que por una real apetencia.
La conversación transcurría por la superficie, sin mayores ahondamientos hasta que me habló de sus sentimientos por una adorable joven que había conocido por casualidad y a la que profesaba verdadera adoración. Habían paseado juntos las soleadas tardes de los domingos y, a juzgar por su descripción, era una criatura encantadora que le escuchaba con sincero interés y apenas hablaba de sus amargas experiencias con el hombre que la maltrató en el pasado, como si todas las heridas sufridas ya hubieran cicatrizado y su corazón flotara de nuevo en un mundo que ya había olvidado.
Para Mister M. fue como aventurarse en deseos desconocidos que aumentaban su curiosidad por descubrir todo lo referente a ella. Empujado por una insuperable fuerza de atracción puso en ese nuevo amor todas sus esperanzas. El mundo entero, nada importaba, ni sus frívolos placeres, porque nada necesitaba más que a ella, solo a ella, por la que merecía la pena respirar cada mañana y por la que hubiera dejado todo lo que más le apasionaba. En ella se veía a él y él quisiera ser de ella y que ella fuera solo de él.
Todos sus deseos se enfocaban en mantener su compañía, porque en ella encontraba toda la dicha que a él le faltaba y deseaba gozar de todas las alegrías de la vida a su lado.

A medida que Mister M confesaba sus sentimientos aumentaba su exaltación, hasta el punto de alzar sus brazos como para atraer todos sus deseos y atrapar toda la felicidad que, sin saberlo, ella le ofrecía. No pudo evitar recurrir a las alabanzas tantas veces repetidas, cuando el corazón cae prisionero en la trampa del amor, y aún sabiéndose ciego por los primeros resplandores de la pasión, no dejaba de proclamar que ella era su vida y no podía concebir la existencia sino al lado de su amada.
Se le encendieron los ojos de sincera emoción y quiso pedirme perdón por manifestar tan explícitamente su apasionado romance, pero era lo que en aquel momento ocupaba toda su alma.


5 comentarios:

  1. El amor es así, como un buen vino que entra suave y dócilmente hasta que comienza a ser paladeado,entonces todas las notas se suman y realzan, convirtiendo el placer del saboreo en algo único.
    Cualquiera podría decir que soy experta en vinos,leyendo esto, o no, vete tú a saber,ja,ja,ja
    Lo cierto es que no lo soy, porque como digo tantas veces, no sé beber, pero un vino suave sí, aunque sea un poquito.
    Del amor-ese algo tan difícil- es tan fácil hablar!
    Besos.

    Por cierto, por tu comentario en mi entrada Tontá...no te imaginas la de sitios que visité para saber más de una de mis actrices favoritas,ja,jaja
    Porque para nada me bastó la Wiki!!!
    :)
    Buen ejercicio para mí, sin duda.

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  2. Curiosa entrevista, monopólica conversación es lo que tiene el amor...

    Un besote

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  3. Parece que de tanto querer...no puede uno volcar toda su vida en ello, porque pierde la identidad y luego queda perdido, además se termina ahogando el amor de ese modo...

    Besos

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  4. El tiempo es tan sabio que pone las cosas en su sitio...

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  5. Por cierto, este relato mantiene la tensión del lector durante toda su extensión.

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